Como diariamente acostumbro a eso de la una y media del mediodía, me dirijo al horno cercano a mi casa a comprar el pan, que dicho sea de paso es el mejor pan que puedas comer en Córdoba, hacen unos bollos (teleras) que los llaman cordobesas, que están exquisitas. Bueno que caminando tranquila me vino un olorcillo a lentejas, que a esas horas huelen a gloria, y me trajeron muchos recuerdos.
Tengo la suerte de vivir en un barrio de casitas bajas, el mismo que me vio nacer y crecer y es ahí adonde fueron mis recuerdos a cuando salíamos del colegio y de vuelta a casa (mis hermanas y yo) caminábamos por la acera a la vera de unas casitas de las que emanaban olores a guisos caseros, de lentejas con su chorizo y morcilla, a cocido de verdad, (no al Light que quieren hacer hoy en día), al que lleva su tocinito de veta, saladito y hasta su “carne de guapo” (así la llamaba mi madre a un trozo de ternilla que ponía en el cocido), carne que servia de discusión a diario en la mesa, por querer llevarse el mejor trozo. El aroma de un perol de pisto, o de unas patatas con costillas, todos estos guisos íbamos saboreándolos según avanzábamos, y me han venido a la mente.
(Telera cordobesa)
Hoy en día las comidas en las casas están cambiado, se sigue haciendo guisos, pero o se hace por la noche o se deja preparado para que una “cocinera” programada a cierta hora empiece a funcionar sin dejar salir nada de ese perfumen alimenticio. Ya las cocinas no son lo mismo que antes, que eran el centro de la casa, donde mas horas se pasaba. Comprendo que casi todas las mujeres trabajan y el tiempo escasea, y hay que simplificar echando mano, no solo a los artilugios modernos, si no también a comidas preparadas, congeladas o medio guisar.
Ahora cuando salen los chiquillos del colegio y se dirigen a casa, difícilmente disfrutan de esa sinfonía de olores comestibles de antaño. En los barrios actuales llenos de edificios altos, las cocinas están equipadas para eliminar rápidamente los olores de la comida que solo hay que calentar en el microondas al llegar la hora del almuerzo.
Por eso cada día que voy a buscar mi cordobesa de pan, paseo despacito a las puertas de esas casitas bajas que aún desprende un olorcillo exquisito y estimulante, por que en ellas quedan mujeres que guisan a la antigua, no quiero decir mejor que ahora, solo con mucho mimo por que el tiempo se lo permite, hay muchas personas mayores en mi barrio, que siguen metidas en la cocina con las pocas fuerzas que les quedan y que disfrutan con ello.
Fotos de Internet.
¡Que razón tienes! Aunque yo tengo la suerte, a pesar de vivir en un piso, que mis vecinas, son como yo, de guisos, sofritos y potajes y por al ventana de la galeria, me lelga el olorcito y se lo que van a comer ese día, es la suerte de vivir en 4º y último piso.
ResponderEliminarbesos
nela
Hola Luisa, yo soy de esas, sin haberme gustado guisar aprendí haciéndo.
ResponderEliminarUn buen recuerdo el olor a puchero, ese que te abre el apetito. Las mujeres trabajan fuera de casa y lo que menos les apetece es enredarse en la cocina. Y en cuanto a los olores los eliminamos rápido. Forma parte de la limpieza.
Me ha encantado husmear contigo por la cocina.
Un beso
Ahí nací yo:
ResponderEliminarEn el Campo de la Verdad.
Un besazo.
Y en mi congelador, para no perder la costumbre, guardo tres teleras.
cuando vivia en el pueblo,recuerdo que mis amigas,hacia las 8 oa si,antes de irse para casa iban con una lechera a por leche recien ordeñada de vaca...que curioso
ResponderEliminarQué preciosa entrada Luisa. Y qué razón llevas. Yo, aunque vivo en un piso, también guiso todos los días, cocido, lentejas, patatas con ternera,... y cuando entras a mi casa huele a comida, pero a mí no me molesta.
ResponderEliminarUn beso Luisa.
¡Ay, Luisa! ¡¿El campo de la verdad?! ¿Beato Henares, quizá...? Me parece que nacimos las dos en el mismo barrio :))
ResponderEliminarMe ha gustado recordar y pasear por esas calles, tambien tan entrañables para mí.
Gracias por las sensaciones y los aromas.
Te dejo mi felicitación y mi abrazo.
Tienez razón Luisa, las cosas no son ni mejores ni peores, solamente distintas...
ResponderEliminarLo que pasa es que, como también dices, ahora las mujeres jóvenes trabajan fuera de casa, carecen de tiempo, o lo emplean en otras cosas que les satisfaga más...
También se han metido en la cocina los maridos, que me parece muy bien, pero el factor tiempo es el mismo.
Además ahora no se quiere engordar, que también me parece fenomenal y se cuida la glucosa, la tensión, el colesterol, el ácido úrico...
Además hay olores que ya no gustan, por falta de costumbre...
El otro dia mi nieta al entrar en la cocina decía::::: Puuuaffff! que peste iaia!!!! (era chorizo en un caldo....)
A mi también me gustan esos olores....
Me ha traído muchos recuerdos.
Un besito, querida amiga.
Que ricas lentejas las que se hacian y que se siguen haciendo.
ResponderEliminarYo tengo una vecina que es tambien de nuestra tierra y cuando subo las escaleras, me llegan los olores del plato diario y te juro que más de un día me quedo con las ganas de tocar al timbre y pedir una ración...jajaja.
Me gustó tu entrada de hoy, me ha hecho recordar tambien...
Un beso
Muy buenos recuerdos me has despertado tocaya,como ha cambiado todo,pues yo me sigo metiendo en mi cocina para preparar platos de toda la vida.
ResponderEliminarBonita entrada.
Un besote guapa.
Me ha encantado!me has echo recordar algunas tardes en las que salía del cole con inma e me comía bocatas para merendar en casa de tu madre. Yo era muy pequeña pero eso siempre lo recuerdo, de un modo vago, pero lo recuerdo.También recuerdo cuando salíamos del cole y veníamos andando y luego jugábamos o nos peleábamos en tu casa o en casa de lola. Me has echo recordar cosas muy bonitas.
ResponderEliminarUn besazo
Córdobesa,que recuerdos mas bonitos nos cuentas y adamas es la pura realidad,antes había mas tiempo para todo,ahora vamos corriendo a todas partes,para luego llegar tarde..
ResponderEliminarUn abrazo
Antuán
Nela bienvenida a mi casa y gracias por comentar.
ResponderEliminarSupongo que si tienes tan buenas cocineras como vecinas, la hora de la comida tiene que ser un magnifico surtido de olorcillos jeje.
Un abrazo y nuevamente gracias.
Katy cuando limpio también me gusta dejar la casa perfumada, pero a la hora de la comida no me importa en absoluto que huela a buen guiso, luego se abren un poco las ventanas y listo.
ResponderEliminarGracias amiga por estar siempre de las primeras en comentar. Un abrazo.
Bueno, bueno José Alfonso, me he quedado sorprendida al decirme que naciste en mi barrio. ¡Mira que si nos conocemos! Me parece que somos mas o menos de la misma "quinta" y puede que de niños andurreáramos por las misma calles. ¡Que pequeño es el mundo!
ResponderEliminarUn abrazo, y no guardes mucho esas teleras o se estropearan.
Un abrazo.
Espe justo detrás de mi casa, había una lechería, donde vendían la leche a granel y todos los días iba con mi lechera a por unos litros para la familia.
ResponderEliminarSon muchas las costumbres que ya pérdidas quedan en el recuerdo.
Un abrazo guapa.
A mi tampoco me importa que mi casa a la hora de la comida, huela a un buen guiso. Prefiero eso a que huela a tabaco (por ejemplo).
ResponderEliminarCuando termino de recoger la cocina, abro un poco las ventanas, echo ambientador y listo.
Un fuerte abrazo Elena.
Caracola ¡¡SI, SOMOS DEL MISMO BARRIO!!
ResponderEliminarCuanto me alegro.
Ya te amplio el comentario en tu blog.
Un grandísimo abrazo.
Luna, es una pena que por falta de tiempo, por guardar la línea o porque los gustos van cambiando, se pierdan las buenas costumbres de hacer guisos en las casas.
ResponderEliminarLos niños hoy están mas por la pasta y las pizzas, aunque yo a mis nietos los tengo acostumbrados a los potajes.
Me alegro que esta entrada haya traído buenos recuerdos a todos.
Te envío un abrazo.
Sonrisa, pues no te cortes y pídele un platito a tu vecina jejeje.
ResponderEliminarEs que a la hora del mediodía, que te llegue el olorcito a comida, abre el apetito que no veas.
Me alegra que a ti también te haya traído esta entrada buenos recuerdos.
Un fuerte abrazo.
Tocaya yo se que este grupito de amigos, somos de los antiguos (con la diferencia claro de la edad) de los que nos gusta las comidas de siempre, caseras y con buenos sabores.
ResponderEliminarAdemás meterse en la cocina a guisar es un placer cuando lo hacemos con gusto.
Un abrazo guapa.
Yoli tu si que me has hecho recordar cosas.
ResponderEliminarQue tiempos aquellos que vivíamos tan unidos, la de cosas que han pasado en estos años.
¡Cuantas veces nos turnábamos tu madre y yo para recogeros del cole!
Recuerdos tristes y felices al mismo tiempo.
Me alegra que te acuerdes de mi madre, era tan buena como tu amiga.
Un enorme abrazo lleno de cariño.
Antuan así es, el tiempo falta para todo, y para meterse en la cocina más.
ResponderEliminarCon tantos prefabricados y congelados, las poquitas ganas que hay, se van en meter la comida en el microondas.
Menos mal que sigue habiendo buenos cocineros.
Tu familia tiene que estar encantada.
Un abrazo.
Un saludo Cordobesa, desde Almería.
ResponderEliminarCuanta razón tienes amiga. Ahora es todo tan aseptico, que hasta los olores a guisote nos molestan.
ResponderEliminarEste fin de semana pasado hice pan, y no te puedes ni imaginar como olia mi casa...
Acaso hay mejor aroma que el de pan recien hecho?? Donde esté un buen potaje hecho a fuego lento y con todo el amor, que se quiten todos los prefabricados del mundo.
Entrañables recuerdos nos trajiste hoy amiga.
Un besote
Mari Carmen, sabía que habías vivido en Córdoba y que le tienes mucho cariño a esta tierra porque tu hija nació aquí.
ResponderEliminarMe alegra que mi barrio sea conocido por muchos de los seguidores.
Este barrio es de gente trabajadora, sencilla y que por ser antiguo, tiene su encanto, yo estoy muy orgullosa de vivir en el.
Un fuerte abrazo.
Trini bienvenida a mi casa.
ResponderEliminarGracias por dejar tu saludo, paso a visitarte lo antes que pueda.
Un abrazo y espero verte de nuevo por aquí.
Nooooo¡¡ Lola por supuesto que no hay nada que huela mejor que el pan horneándose.
ResponderEliminarHacer el pan en casa, si están los niños, es una fiesta para ellos.
A mis nietos se lo he hecho en algunas ocasiones y les encanta relleno de trocitos de chocolate. Es una receta de la termomix que algún día la pondré en el blog, porque sale buenísimo.
Perfumemos las casas con buenos olores, a pan, guisos y dulces.
Un beso grandote.
Te he enlazado por uno de tus comentarios en un blog juevero de "partes traseras" entre los que participo. Siempre que veo algo de Córdoba me dejo llevar hasta su origen. Mi marido es d allí y conoce tu barrio, hemos disfrutado mucho y le hemos llevado a mi suegra las teleras calentitas ya sin "pico" del que dábamos cuenta camino de casa. Cuando le quedaba pan hacia un maravilloso salmorejo que aprendí de ella. El origen de tu comentario me trae aquí oliendo a guiso, a guiso casero que me estimula jugos gastricos poco antes de cenar, el olor a lentejas, potaje, puchero o cocido, patatas guisadas con costilla adobada o bacalao ainsssss que me muero. Yo soy de guiso a la antigua, me gusta la cocina y una gran satisfacción es que tanto mi marido como mis hijos entren por la puerta diciendo ¡¡Mmmmmmmm que bien hueleee!!!¡¡Que hammmmbre!!!Pero del repollo o la coliflor no hablamos porque no les gusta y detestan el olor...es una pena, a mi me encanta y no lo hago.
ResponderEliminarEncuentro en tu blog cosas que me gustan y a las cuales de alguna manera me siento ligada, me veras por aquí a menudo. Un beso
GRACIAS MI SEÑORA POR PASAR POR MIS DEPENDENCIAS Y LA MUESTRA DE AMABILIDAD QUE SIEMPRE DA.
ResponderEliminarME ENCANTA LLEGAR A SUS PALABRAS POR LA SENCILLES Y BONITAS QUE SON PORQUE EN LA NATURALIDAD QUE MUESTRA SE HAYA LA GRANDEZA QUE POSEE SU MAESTRIA. BESOS NOBLES DE ESTE CABALLERO.
Medea bienvenida y gracias por tu comentario.
ResponderEliminarQue bueno que tú marido sea cordobés, y que ames esta tierra a través de él.
Las teleras están buenísima y te confíennos que no llega nunca entera a casa el pellizquito no hay quien lo evite.
No hay mejor satisfacción, que cuando llegue la familia disfruten con el olorcillo que desprende el guiso.
Hoy mismo cuando ha llegado mi hijo con los niños del colegio, lo primero que me ha dicho es "mama que bien huele a carne con tomate, desde el pasillo vengo loco por probarla" eso te hace sentir que ha merecido la pena estar metida en la cocina media mañana, ¡ah! y no era carne eran albóndigas con tomate.
Te espero pronto por aqui. Un abrazo.
Gracia a vos caballero, por venir a visitarme.
ResponderEliminarSu casa es un sitio muy especial, donde encuentro dulces romances y trágicos episodios de nuestra historia, relatados con maestría por vos.
Hasta pronto caballero, quedo a sus pies con la mejor de mis sonrisas.
Luisa que bella y cálida entrada nos has dejado.
ResponderEliminarLlegó hasta mi la fragancia de pan recién horneado, la maravilla de lo cotidiano se convierte en poesía...
Y tu si que lo has logrado!
Un fuerte abrazo!
Madre... eso es el Campo la Verdad...
ResponderEliminarQue grande mi Córdoba.
Saludos y un abrazo.
La telera.... una entrada debería haber dedicado yo a la telera...Mira, Luisa...llevo 19 años en Jaén...he viajado muchísimo, pero ningún pan me ha sabido más rico nunca que nuestra querida telera.
ResponderEliminar´sabes lo que hace aún hoy mi madre cuando le digo "mámá que vamos a Córdoba este fin de semana", ella baja, sin faltar una vez, a la bodeguilla y panadería de Paco y me compra dos teleras...una para comerla del tiempo y otra para que la congele y me la lleve....eso cada vez; porque en mi casa no se come salmorejo que no se haya hecho con pan de telera, ni migas.... Jo, la telera..qué rica.
Respecto a la cocina... pues qué decirte, que yo me he criado también al rico aroma de la cuchara diaria... el ruido de la pesa de la olla era la sintonía de cada mediodía a la vuelta del colegío; pero hija, yo siento decir que ahora soy de las que programan la cocinera (guisos, eso sí) para que mis hijas a la vuelta del instituto se tomen su comida recién hecha y calentita....(normalmente llegan a casa antes que nosotros)... adaptarse o morir....
Hoy domingo voy a hacer patatas revueltas a lo pobre con huevos... cucha que sencillez...
Un beso, amiga...ah por cierto... toda la familia de mi marido es del campo de la Verdad. Seguro que os conocéis.....
Adriana efectivamente lo cotidiano y sencillo es lo más natural y la base de inspiración de grandes poemas.
ResponderEliminarSiempre me agrada verte por aquí. Gracias y un abrazo.
Si paisano Córdoba esta llena de grandes barrios como el mío. Un abrazo.
ResponderEliminarAna lo primero me alegro muchísimo de verte de nuevo por aquí. Se te echaba de menos.
ResponderEliminarTe comprendo perfectamente la añoranza de la telera cuando estas fuera de Córdoba. Cuando me case y marche por unos años a Lérida, lo que siempre echaba mas de menos era la telera y hacia como tu que cuando venia mi madre me tenia siempre preparada.
No se concibe un buen salmorejo sin pan de telera, ni sale ni sabe igual.
Cuando se trabaja fuera de casa claro que hay que adaptarse, no queda mas remedio. Pero las buenas costumbres de guisar cuando se han vivido, no se olvidan y el día que se puede, se hace una buena comida casera, como esas patatas revueltas que has preparado hoy.
Me dices que la familia de tu marido es de mi barrio ¿la familia de Elena? no son de Carteya... estaré confundida.
Un enorme abrazo achuchao.
Aclarada la confusión Ana, me había hecho un lío con la familia jeje.
ResponderEliminarEl apellido de la familia de tu marido, no me suena a pesar de lo "alegre" que es. Preguntare a mis hermanas por si ellas lo recuerdan, tienen mejor memoria que yo. Lo que si se que siendo del barrio seguro que son buena gente, aquí se crío una generación de personas trabajadoras y sencillas.
Me alegra tengas un cachito de este barrio a tu lado.
Un abrazo amiga.