PEREGRINACIÓN A GUADALUPE (Caceres)

Ha sido una bonita experiencia que repetimos por segunda vez.

Este fin da semana, hemos acompañado en su XV peregrinación a Guadalupe a un grupo muy numeroso de jóvenes (casi 700) de Córdoba y la provincia.

Partimos el sábado día 23 a las 8 de la mañana junto a un grupo de amigos y después de saludarnos y acordar donde pararíamos, nos pusimos en camino en cuanto nos reunimos todos.

Tomamos la carretera dirección a Badajoz, con destino a Guadalupe (Cáceres) parando en Hinojosa del Duque a tomar el desayuno, y charla un poco más tranquilos, ya que la partida fue rápida.
El camino fue ameno y pudimos apreciar el paisaje, por que fuimos despacito, íbamos doce coches y todos pendientes de que nadie se quedara atrás.

Fuimos conversando con mi amiga Juani y comentando las vistas que nos ofrecían los embalses de Orellana y La serena que nos regalaban unas imágenes preciosas.

Llegados a Guadalupe, nos dirigidos al hotel a dejar las maletas, y rápidamente nos desplazamos al lugar de encuentro con el grupo de jóvenes que venían andando en peregrinación desde Córdoba y que habían dejado el autocar a unos 40 kilómetros de Guadalupe, para llegar a la basílica por el campo, en dos días.

El punto donde nosotros los esperamos era el acordado para hacer un descanso y comer. Allí nos juntamos todos los familiares y amigos de los jóvenes de los seminaristas y de los sacerdotes que componen la peregrinación.

Todos hemos llevado comida y bebida, montamos una larga mesa donde no faltaba de nada y donde podían tomar lo que les apeteciera para reponer fuerzas y poder seguir el camino.

Algunos de los chiquillos llegaban cansados y con los pies doloridos, pero se animaban al ver todo lo que con cariño les habíamos preparado.

No faltaron los dulces y roscos que son casi una tradición, ya que todos los años los lleva Encarni una buena amiga. Yo prepare una fuente de batata en dulce que dicho sea de paso al ser un postre bastante antiguo, la mayoría de los jóvenes no lo conocían pero les gusto, y a los mayores les trajo buenos recuerdos ya que es un dulce que en Córdoba antiguamente se comía en todas las casas.

Una vez todos satisfechos y descansados el grupo de sacerdotes responsables de la expedición, improvisaron con las mesas un altar y celebraron la Eucaristía.

Fue una misa muy bonita ver a tantos jóvenes cantando, rezando y participando, producía una gran emoción. Pertenecen a los grupos católicos de los colegios de Córdoba y la provincia y es una estupenda representación de la juventud que aun siente la presencia del Señor, y que viven esta peregrinación como oportunidad de encuentro con Cristo y con la Iglesia.

Terminada la misa se reagruparon cada uno con sus responsables para afrontar el último tramo del camino unos siete kilómetros hasta la Basílica de la Virgen de Guadalupe.

Muchos de los familiares y amigos los acompañaron en ese trozo del camino, pero yo no me atreví, en otra ocasión si lo hice, pero hace poco tuve un esguince de tobillo y no me he atrevido por miedo a recaer, así que nos volvimos en el coche.

Sobre las siete y media llegaron a la Basílica, cantando con los megáfonos y vitoreando a la Virgen, todos aplaudimos y no puedo negar que el vello se te eriza al ver a tantos jóvenes llegar con esa alegría y entusiasmo a pesar del enorme esfuerzo hecho.

Visitamos a la virgen y rezamos todos juntos.

Tuvimos ocasión de ver un Belén que esta expuesto todo el año y que es una maravilla. De los más bonitos que he visto, todo artesanal y lleno de pequeños detalles.

Después de cenar acompañamos a los peregrinos en la puerta de la Basílica en sus cantos y ratito de diversión. Luego marcharon a descansar en los alojamientos que los frailes franciscanos les proporcionaron en el auditorio y un instituto.

La mañana del domingo amaneció fresquita y después de desayunar se celebro la Eucaristía con la que culminaba la peregrinación que estuvo presidida por Dº Pablo Garzón, nuevo Delegado de Juventud y concelebrada por una veintena de sacerdotes cordobeses que han acompañado a los jóvenes.
Normalmente esta oficiada por el Obispo de Córdoba, pero como este año ha coincidido con el día de San Rafael, el custodio de nuestra ciudad y día de fiesta local, no ha podido desplazarse.
Compramos algunos recuerdos y partimos de vuelta a Hinojosa del Duque, ellos en autocar, nosotros en los coches. En unos jardines que hay a la entrada del pueblo volvimos a montar todo para almorzar, con lo que había quedado del día anterior y echamos un rato agradable, mientras esperábamos que llegaran los autocares.

En la plaza del Ayuntamiento de Hinojosa delante de la Iglesia de San Juan Bautista (la catedral de la Sierra) tenían preparados bocadillos y refrescos para todos los jóvenes.

También aquí estuvimos acompañandoles y disfrutando del pequeño espectáculo que todos los años improvisan, con canciones, música y baile por sevillanas. Por cierto que dos de los curas mas jóvenes bailaron unas sevillanas muy originales y que acostumbran a bailar todos los años, las bailan sentados en sillas con una gracia que todos aplaudimos.

Este fue el final de la peregrinación desde allí vuelta a Córdoba, todos cansados (ellos mas que nosotros) pero contentos y felices de haber convivido unos días con alegría y sobre todo dando ejemplo de cómo la juventud no es solo botellón y desmadre, hay muchos jóvenes que viven creyendo en Dios y dando testimonio de su fe.

Espero que el año que viene nada nos impida volver a repetir esta experiencia por lo grata y emotiva que es.